jueves, 13 de mayo de 2021 in

Paseo mañanero y de mayeo

 

 



Paseo mañanero y de mayeo

 “En las mañanicas
del mes de mayo 
cantan los ruiseñores,
retumba el campo.
En las mañanicas,
como son frescas,
cubren ruiseñores
las alamedas.
Ríense las fuentes
tirando perlas
a las florecillas
que están más cerca.” (Lope de Vega)

Mañana segunda de mayo. Tengo ante mis ojos un vasto panorama primaveral de verdes prietos trigales y verdes transparentes cebadales, que rodean el pueblo de Villamediana de Iregua y se derraman a un lado y otro, perdiéndose en la luz de la belleza que ilumina todo el costado norteño de la cuenca del río Iregua. Como si el paisaje hubiera madurado y estallado de golpe. Unas calandrias salen alborotadas delante de mí.

El camino hacia el Iregua es estrecho y hay algunos viandantes que van y vienen, solos, acompañados, con perros, con bicis. Son también las flores de mayo que me salen al paso: campánulas, ranúnculos, margaritas, orquídeas, viboreras, potentillas, mentastros… y exigen mi atención. Un rodal de chopos muy altos. Todo llena las dos orillas del río de una rozagante vegetación: olmedas, alamedas, espinos, zarzamoras, frutales florecidos y huertos verdecidos…, y, más adelante, fresnedas, nogales, arces, acacias, tilos o plátanos. Por entre altas hierbas, y a través de yermos bancales me acerco hasta los primeros huertos.

Me entretengo un rato en un remanso, formado y adornado con grandes carrizos laterales, donde canta la curruca carricera, y después intento pasar el río por su flanco occidental. Pero me separa de él una pieza de trigo. En esto que atraviesa la finca una gran máquina agrícola, abonadora o sulfatadora, que andaba trabajando con dos grandes aletas una finca contigua. Quiero preguntarle al tractorista si puedo atravesar el trigal, pero él va a hablando por teléfono, me sonríe y no se detiene. Aprovecho el surco que ha hecho la máquina y alcanzo la otra orilla. Y entre yerbales: tomazas, aulagas, tarayes, carrizos, tomillos, cornejos…, subo hasta el primer bancal para tomar el camino viejo de Alberite y vuelvo a casa viendo cómo se “visten las plantas /de varias sedas, / que sacar colores / poco les cuesta.” Vale.


Texto y fotografías La Medusa Paca. Copyright ©

 

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