Aquellos mayos de mayas
Aquellos mayos de mayas
Las encontré días atrás, fue cuando La Medusa ordenaba
aquellas cosas que, a lo largo de su vida, fue guardando en sus carpetas. Me
encontré, al pasarlas a ese disco duro y eterno de “la nube”, con recuerdos, anécdotas,
escritos de otros, recortes de revista y de periódicos, recopilaciones de
relatos, fotografías y…tantos y tantos recuerdos que, ahí quedan, contados in
voce por sus autores, siempre labriegos, siempre mayores, siempre
experimentados, siempre oportunos.
Y lo primero con lo que me topé fue con ese anónimo Romance
del Prisionero, romance viejo, bello, sencillo, perteneciente a esa literatura
primitiva que surgío cuando todavía no existían la letra de imprenta, ni las
editoriales, ni las agencias literarias, ni la industria cultural. Era el mundo
donde fueron posibles Homero y Safo de Lesbos, el Cantar de Rolando, el Arcipreste
de Hita y el Romancero. Recuerdo que lo aprendí a coro, con recitar grupal en
los lejanos años de mi bachillerato, y veo que todavía sigue ahí, nunca se borró.
Y al margen, con una caligrafía destartalada, estas anotaciones: Mayo, sin duda
alguna, mi mes favorito. Las flores, la luz, los días alargados, el sol conquistando
el cielo, noches frescas en las que basta una manta y el verano a la vuelta de
la esquina…
“Que por mayo era, por mayo,
cuando hace la calor,
cuando los trigos encañan
y están los campos en flor,
cuando canta la calandria
y responde el ruiseñor,
cuando los enamorados
van a servir al amor;
sino yo, triste, cuitado,
que vivo en esta prisión;
que ni sé cuándo es de día
ni cuándo las noches son,
sino por una avecilla
que me cantaba el albor.
Matómela un ballestero;
déle Dios mal galardón”.
cuando hace la calor,
cuando los trigos encañan
y están los campos en flor,
cuando canta la calandria
y responde el ruiseñor,
cuando los enamorados
van a servir al amor;
sino yo, triste, cuitado,
que vivo en esta prisión;
que ni sé cuándo es de día
ni cuándo las noches son,
sino por una avecilla
que me cantaba el albor.
Matómela un ballestero;
déle Dios mal galardón”.
Y lo segundo, una serie magnífica de mayas en prosa,
en la que se relataban esos mayos, celebrados con lógicas variantes en toda
España, y que todavía son, en pocos lugares, adornos florales, pinos pinados o
pingados, simples composiciones florales, en torno a los cuales se organiza,
primero pagano y luego híbrido, el festejo de exaltación de la llegada de la
primavera. Las mayas eran y son tanto las muchachas ataviadas, recibiendo el
homenaje de los mozos, que recorrían las casas recogiendo las ofrendas del
vecindario para organizar el festejo, como composición lírica, generalmente
musicada, para celebrar el comienzo de la primavera. Si antes he citado el Romance
del Prisionero como una más de estas mayas. Aquí les dejo lo que he encontrado
como otras dos muestras de mayas.
Una del Cancionero del s. XVI:
“Entra mayo y sale abril,
tan garridico le vi venir.
Entra mayo con sus flores,
sale abril con sus amores,
y los dulces amadores
comienzan a bien servir”.
Y estas otras cinco estrofas de cuaderna vía, lógicamente
escritas en versos alejandrinos, no podría ser de otra forma, si tenemos en
cuenta que a los tetradecasílabos se les llama alejandrinos por la única razón
de que aparecen por vez primera en este anónimo y polifacético poema de
Alexandre:
“El mes era de mayo, el tienpo glorïoso,
cuando fazen las aves un solaz deleitoso;
son cubiertos los prados de vestido fermoso:
da sospiros la dueña la que non ha esposo.
cuando fazen las aves un solaz deleitoso;
son cubiertos los prados de vestido fermoso:
da sospiros la dueña la que non ha esposo.
Tienpo dulçe e sabroso pora bastir casamientos,
porque lo tenpran las flores e los sabrosos vientos:
cantan las donçelletas suyos mayos a conventos,
fazen unas a otras buenos pronunçiamientos.
porque lo tenpran las flores e los sabrosos vientos:
cantan las donçelletas suyos mayos a conventos,
fazen unas a otras buenos pronunçiamientos.
Caen en el sereno las buenas ruçiadas,
entran en flor las mieses, ca son ya espigadas,
fazen las dueñas triscas, en camisas delgadas:
estonçes casan algunos que después se mesan las barvas.
entran en flor las mieses, ca son ya espigadas,
fazen las dueñas triscas, en camisas delgadas:
estonçes casan algunos que después se mesan las barvas.
Andan moças e viejas bueltas en amores,
van a coger por la siesta a los prados las flores,
dizen unas a otras buenos pronunçiadores
e aquellos más tiernos tiénense por mejores.
van a coger por la siesta a los prados las flores,
dizen unas a otras buenos pronunçiadores
e aquellos más tiernos tiénense por mejores.
Lo días son bien grandes, los canpos reverdidos,
son los paxarillos de mal pello sallidos,
los távanos que muerden non son aún venidos,
luchan los moçuelos en bragas, sin vestidos”.
son los paxarillos de mal pello sallidos,
los távanos que muerden non son aún venidos,
luchan los moçuelos en bragas, sin vestidos”.
Y cómo decía no hace muchos días mi
agricultor en el saludo matinal de cada día: Esta mañana no he podido
contenerme y he robado una rosa roja, fragante, en el espacio verde de mi
jardín. La tengo aquí delante, mientras escribo, en un pequeño búcaro. Es de la
clase de rosas que huelen como las de antes y que ya escasean. Confieso
humildemente que en primavera soy, sin poder disimularlo, un ladrón de rosas. Mayo
para La Medusa, en el corazón de la primavera, es flauta y tambor, invita a la fiesta y al
amor. Vale.
“Venid y vamos todos
con flores a prorfía,
con flores a María
que madre nuestra es”.
Texto
y fotos La Medusa Paca y colección “Brillos
en los ríos de La Rioja”. Copyright ©
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