De otoño
Hayas en Ezcaray
De otoño
Hay
cosas que tienen fin
y
cosas que no tienen fin.
Y yo
aquí.
Es otoño. La casa de mis padres
todavía está en pie.
Miro la playa, miro la luz de
octubre a mi alrededor. Y esta pequeña tristeza, esta mitigación, estos tonos
amarillos, no sé si está en la luz o está en mí.
En el arte chino, los Cuatro
Caballeros son las cuatro plantas que representan las estaciones del año y su
comienzo. El ciruelo chino, la orquídea, el bambú y el crisantemo: el invierno,
la primavera, el verano y el otoño.
La luz se va. En bandadas, hacia el
horizonte. Tengo el pensamiento tan puesto en el porvenir, que estoy viviendo
retrospectivamente, puede decirse.
El recuerdo del verano
no es nada al lado del olor del mar en una toalla, cuando hago o deshago la
maleta.
Habrá otros veranos. Volverá el cielo luminoso. Volverán las
voces de los nietos, aunque siempre están presentes, en la luz de la tarde. Se encontrarán de nuevo los amigos. El balneario y
embarcadero de tablas, ahora temblando por la gota fría, se llenarán de
bañistas. Habrá guirnaldas de bombillas, fuegos artificiales al acercarse las
fiestas del Carmen y de Santiago. Volverá la lluvia otro viernes de septiembre.
Habrá humedad de salitre en la penumbra de mi habitación.
Todo final es un punto cualquiera en medio del camino.
Octubre es siempre un mes altanero. Todo lo que pidas,
supliques o amenaces le dará igual. Porque octubre te puede traer frío o calor,
te recordará el verano vivido o te presentará sin aviso al invierno por llegar.
Octubre es octubre, y aunque es de otoño, no deja de ser el
hermano mayor y mimado de la última estación.
Si octubre fuera un hombre, me recuerda al fortachón que
ocupa la barra de una cantina, Que, sin opinar, siempre cede su sitio, siempre
tiene una mirada de cariño. Porque octubre es la llave del invierno y huele a
partes iguales a tierra mojada y hojas secas.
Octubre es mes de sosiego pues la paz de las besanas ruladas
trae la esperanza de lluvia en las siembras. Y hace sudar de día y tiritar de
noche. Así es octubre, el mes que nos hace reír o llorar en el mismo metro
cuadrado que defendemos. Vale.
Hay
cosas que tienen fin
y
cosas que no tienen fin.
Y
yo aquí.
Hoja otoñal de roble sobre las aguas del
río Ciloria en Ezcaray
Texto y fotografías La Medusa Paca. Copyright
©
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