NOS ACERCA LA NIEVE
NOS ACERCA LA NIEVE
Cuando las lluvias y las nieves, en estos fríos días de enero, retenían a nuestros padres y abuelos en sus casas, se dedicaban con paciencia y sosiego a rústicos menesteres, de los que ya había tratado Virgilio en el primer libro de las Geórgicas:
“afilar el duro diente de las rejas melladas; excavar troncos para labrar barquillas o marcar el ganado; aguzar estacas y horquillas o preparar ligaduras para las viñas”.
“En el rigor de los fríos es cuando, por lo común, los labradores disfrutan de lo que han recogido y cuando se invitan mutuamente y algunos festines: a ello los convida el genial invierno que ahuyenta los cuidados...”
Tiempo, según el mantuano, de coger la bellota y las bayas del laurel, la aceituna y el fruto del mirlo color de sangre; de cazar las grullas con lazos y los ciervos con redes, y de correr las orejudas liebres.
“Cuando la sierra está cubierta de altas nieves, cuando los ríos arrastran hielos, es la ocasión de matar corzos con los disparos de la estoposa honda valear”.
Este año la nieve se ha ido acercando de puntillas, como se acerca casi siempre la nieve, hada blanca y misteriosa, sin llegar hasta nosotros, y se ha quedado alta y discreta en los picos que cierran la cuenca. No ha llegado esta vez a cubrir con sus piadosos y tupido velo esta villa lustrada y grasosa, discreta y voraz, a la que ya nadie acude a pegar en las viejas paredes de piedra carteles de propaganda y donde los tejadillos rojos de sus humildes casas grises se agrupan en turno a la mole de la iglesia. Parece imposible que allí haya vida humana, ni vuelvan los pastores con sus rebaños al atardecer.
“Hasta mi ventana
me envía la nieve
su sonrisa helada.
Hasta mi ventana
desde los collados,
desde las colladas:
Me llega su luz
celeste y alada
su música quieta
de bóvedas mágicas.
Desde mi ventana
la miro y escucho sus ecos de gracia”.
Texto y Fotografías La Medusa Paca. Copyright ©me envía la nieve
su sonrisa helada.
Hasta mi ventana
desde los collados,
desde las colladas:
Me llega su luz
celeste y alada
su música quieta
de bóvedas mágicas.
Desde mi ventana
la miro y escucho sus ecos de gracia”.
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