Labor campestre
Labor campestre
Siempre recordaré esa palabra aprendida del oficio de la vida del
pastor, me refiero a esa labor campestre en la que los pastores-agricultores
cortan esos ramojos para apacentar los ganados en tiempo de
muchas nieves y tiempos frios o al ramoneo resultante de los olivos y otros
árboles. Me refiero a esa palabra que tiene sonido y alimento, y es tan dúctil, maleable, fácilmente deformable, acomodadiza, de blanda
condición y tan condescendiente que hasta nos permitía, siendo niños, construir
bastones, cachavas o cayados y hasta esas varas largas que todos los niños, al
salirse de la escuela, regalábamos a nuestro maestro para que tuviese provisión
y le sirviera para palmotear a todos esos alumnos que su comportamiento no
tuviese la cualidad de la excelencia. Eran varas dobladas en sus puntas y adornadas
con círculos salidos de ese corte simétrico
hecho a su corteza a punta de navaja.
Eso es lo que pensé la otra mañana en Villamediana
de Iregua cuando, trasladándome en el autobús urbano, contemplé sobre una
pradera cómo se calentaban, alrededor de un fuego, dos perros y dos pastores con
frío en el sosiego de ramonear los olivos para el forraje de sus ovejas, después
de haber sido ordeñados de sus aceitunas, como se hacía con la luna en cuarto
creciente para que diera el olivo rebrotes más largos.
Eran las once y media de la mañana de un día helador cuando apareció a mi
derecha, sobre el monte de los templarios y sobre bancales, un prado adornado
de olivos y formando esa hermosa estampa campestre: dos hombres con alguna
prenda roja, sobre el verde aceituno, y dos perros blancos, al calor de una
fogata, en un descanso de la poda de unos olivos muy voluminosos y tranquilos,
como si estuvieran acostumbrados a estas podas de todas sus ramas principales,
sin compasión, hasta dejarlos desmochados como a esa cabra mocha del rebaño sin
cuernos. Aquí se acostumbra que una mocha caprina conviva con la piara de
ovinas.
Es la faena agrícola y pastoril propia de estas alturas del año: poda para obtener el forraje del ramón y así forzar el rebrote de la primavera.
En principio, me enfadó la escena, ¿todavía estas podas tan drásticas?, pero al ver que era para el ganado, lo pensé de otra manera.
Tiene nobleza que una vida alimente a otra.
Es la faena agrícola y pastoril propia de estas alturas del año: poda para obtener el forraje del ramón y así forzar el rebrote de la primavera.
En principio, me enfadó la escena, ¿todavía estas podas tan drásticas?, pero al ver que era para el ganado, lo pensé de otra manera.
Tiene nobleza que una vida alimente a otra.
Texto y Fotografías La Medusa Paca. Copyright ©
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