De vuelta
“Era en Numancia, al tiempo que declina
la tarde del agosto augusto y lento,
Numancia del silencio y de la ruina,
alma de libertad, trono del viento.” (Gerardo Diego)
Se me está rompiendo el verano, al fin y al cabo, como concepto y sueño con el otoño adelantado de cenizas, de hojas por el suelo, turrones y mazapanes, seguro dentro de unas semanas, puestos en los lineales de los supermercados y ya estamos en la cola para comprar lotería de Navidad. Ellos son los que le han puesto fecha de caducidad.
He Vuelto al mar para estar tumbado en la playa oyendo el rumor del rebalaje y disfrutar de un Rioja rosado bajo el sueño de una parra disfrutando de esas noches menos tropicales atravesadas por las perseidas. he vuelto al mar para disfrutar sintiendo cómo la canícula se va deshaciendo entre el sopor tórrido de aquella pasada, augusta y lenta ola de calor, según el verso de Gerardo Diego, y aleja el horizonte del final del verano.
Nada
de esto me va a quitar el sueño en esa siesta insuperable debajo de una higuera
por donde corre algo de brisa o en casa con los postigos echados mientras oigo
a las cigarras interpretar a Vivaldi.
Ya está aquí septiembre; de momento el objetivo es tomarme unos espetos de sardinas en cualquier chiringuito de las playas ribereñas, unas gambas rojas de Garrucha, atún rojo de las balsas de aquí y tan cercanas del Mediterráneo... frente al gran azul. Y evadirme mientras paseo entre amaneceres, entre molinos, lagunas saladas, donde habitan los flamencos o los pinares de la Torre Derribada. Aquí todo huele a mar, pinares, brasas y algo de Nivea, hasta que vuelva el ruido…que volverá. El otoño, en fin, no tardará en llegar. Pero no hay prisa. Tú ya sabes aquello de que, si el abad juega a los naipes, a saber lo que harán los frailes. Pues eso mismo...Vale.
BAÑO
EN LA LLANA
Cuando
agobia el calor tórrido,
los
granos de arena actúan como brasas
en
sus anchos arenales
y
cuando el agua está más caliente que el aire
me
gusta buscar refugios
climáticos
ya
sin los agobios del termómetro;
una
nueva zona de confort playero espera
junto
a una gastronomía de fábula
y
el privilegio de poder dormir a pierna suelta.
La
arena se recuesta al filo de la Llana
refrigerada
donde los haya,
ventosa,
mucho
menos frecuentada.
PRJP. N.º 84 En
los bordes del Mar Menor cuando ya no están los niños solos.
Texto y fotografías de La
Medusa Paca. Copyright ©.