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sábado, 6 de septiembre de 2025 in

De vuelta

 

Varias personas despidiendo el día desde el Parque de las Tetas, en Madrid.

 De vuelta

“Era en Numancia, al tiempo que declina

la tarde del agosto augusto y lento,
Numancia del silencio y de la ruina,
alma de libertad, trono del viento.” (Gerardo Diego)

Se me está rompiendo el verano, al fin y al cabo, como concepto y sueño con el otoño adelantado de cenizas, de hojas por el suelo, turrones y mazapanes, seguro dentro de unas semanas, puestos en los lineales de los supermercados y ya estamos en la cola para comprar lotería de Navidad. Ellos son los que le han puesto fecha de caducidad.

 He Vuelto al mar para estar tumbado en la playa oyendo el rumor del rebalaje y disfrutar de un Rioja rosado bajo el sueño de una parra disfrutando de esas noches menos tropicales atravesadas por las perseidas. he vuelto al mar para disfrutar sintiendo cómo la canícula se va deshaciendo entre el sopor tórrido de aquella pasada, augusta y lenta ola de calor, según el verso de Gerardo Diego, y aleja el horizonte del final del verano.

Nada de esto me va a quitar el sueño en esa siesta insuperable debajo de una higuera por donde corre algo de brisa o en casa con los postigos echados mientras oigo a las cigarras interpretar a Vivaldi.

Ya está aquí septiembre; de momento el objetivo es tomarme unos espetos de sardinas en cualquier chiringuito de las playas ribereñas, unas gambas rojas de Garrucha, atún rojo de las balsas de aquí y tan cercanas del Mediterráneo... frente al gran azul. Y evadirme mientras paseo entre amaneceres, entre molinos, lagunas saladas, donde habitan los flamencos o los pinares de la Torre Derribada. Aquí todo huele a mar, pinares, brasas y algo de Nivea, hasta que vuelva el ruido…que volverá. El otoño, en fin, no tardará en llegar. Pero no hay prisa. Tú ya sabes aquello de que, si el abad juega a los naipes, a saber lo que harán los frailes. Pues eso mismo...Vale.

 

BAÑO EN LA LLANA

 

Cuando agobia el calor tórrido,

los granos de arena actúan como brasas

en sus anchos arenales

y cuando el agua está más caliente que el aire

me gusta buscar refugios climáticos

ya sin los agobios del termómetro;

una nueva zona de confort playero espera

junto a una gastronomía de fábula

y el privilegio de poder dormir a pierna suelta.

La arena se recuesta al filo de la Llana

refrigerada donde los haya,

ventosa,

mucho menos frecuentada.

 

PRJP. N.º 84 En los bordes del Mar Menor cuando ya no están los niños solos.

 

Una persona con la mano en la playa

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Texto y fotografías de La Medusa Paca. Copyright ©.


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